VI FESTIVAL INTERNACIONAL DE BUENOS AIRES
(Teatro – Danza – Música – Artes visuales)
Este domingo 23 de septiembre en el centro de exposiciones de la ciudad de Buenos Aires, con una gran fiesta de cierre, se produjo la culminación del 6º festival internacional de Buenos Aires, donde artistas del nuestro país y del mundo tuvieron la oportunidad de mostrar su arte durante 20 días.
Durante ese lapso de tiempo tuve sobredosis de teatro. En esta edición fanático como muchos, decidí abocarme a la programación nacional, había obras que particularmente me interesaba ver hace tiempo, una razón reforzaba mi decisión y tenía que ver con lo estrictamente económico. Los espectáculos que nos representaban tenían acceso libre. Esto produce en el público efectos extraños, la gente se comenzó a acercar a las salas donde se representaban los espectáculos cada vez más temprano, así se podía ver gente desde las 7 y media de la mañana (Aunque las entradas se repartían a partir de las 10:00hs) haciendo cola con libros, revistas, mate o café en la mano.
Sufriendo el frío, con lluvias, o con calor, la gente estuvo empecinada para bien en tener su entrada y muchos lo lográbamos, mientras los menos madrugadores, se iban de las largas filas sin su ansiado premio, merecido después de haber aguantado los avatares climáticos.
Hubieron peleas, por los vivos y eternos colados de siempre, discusiones por el nivel de organización del festival, charlas acaloradas sobre las obras vistas el día anterior, los típicos comentarios sobre política, entre gente mayor queriendo solucionar el mundo, mujeres seduciendo a otras mujeres en la fila, hombres haciéndose amigos, los solidarios a los que les sobraba una entrada, los exaltados contando el final de la obra que íbamos a ver, a la que ya habían visto por tercera vez, y los silenciosos y atemperados, que solo observaban como todo acontecía casi performáticamente.
Entre las obras que vi quiero destacar Alaska de Diana Szeinblum, por su lenguaje físico extremo y los cuerpos arriesgados con una precisión subyugante, cuerpos sirviendo como contenedores de espacios. Obra que durante el 2008, realizará una gira por Estados Unidos, seleccionada para este fin por el Performing America’s Project.
Algo de ruido hace, de Romina Paula, por su logrado clima enrarecido a partir de actuaciones destacadas y puntillosas, sumadas a una dramaturgia sencilla y despojada. El lobo de Pablo Rotemberg, brillante performance que entrecruza códigos teatrales, de la danza, la música y el cine. Donde el humor, lo escatológico y la destreza física se muestran de una manera personal.
La galardonada El niño argentino, que con sus 15 premios y 37 nominaciones, a las distinciones más importantes que se otorgan a nivel teatral, cubre en todos sus rubros las expectativas de cualquier espectador pretencioso, actuaciones lujosas y un texto profundo escrito en forma de versos que refieren a las formas clásicas del teatro romántico, una parodia excelente sobre nuestras miserias y costumbres.
También es para aplaudir de pié la actuación de Carolina Tejeda, protagonista de Harina, de Román Podolsky, una especie de documental que ocurre en vivo, donde una panadera que habita un pueblo fantasma por donde ya no vuelve a pasar el tren, muestra su intimidad, el silencio y la soledad se asocian con los recuerdos para que la actriz pueda atravesar al público con su ternura.
Por último y dentro de mis preferidas quiero citar y recomendar fervientemente la obra Un amor de chajarí, de Alfredo Ramos, presentada por el Instituto nacional de teatro, una de las ganadoras de la fiesta del teatro CABA, 2006. Un grotesco rural que muestra descarnadamente la tradición de las formas populares con humor negro, lo hace de una manera única, valiéndose de una escenografía excelente y actuaciones inolvidables.
Otros de los espectáculos que se presentaron con muy buena repercusión de público y crítica fueron: Interiores, de Mariano Pensotti, presentada por el centro cultural Ricardo Rojas, Los hijos de los hijos, de Inés Saavedra y Damián Dreizik, El otro lado del mar, de Omar Pacheco, Crave, de Cristian Drut. La Paranoia, de Rafael Spregelburd, La pesca de Ricardo Bartís, estas dos últimas producidas por el festival y acompañadas por un público ávido de curiosidad por saber de que se tratan los nuevos materiales de dos de las personas con más renombre en el ambiente teatral.
Y obras que se van convirtiendo con el tiempo en clásicos de la cartelera porteña como Espía a una mujer que se mata, de Daniel Veronese, y la bucólica, poética e interesante propuesta Hotel Melancólico de Mariela Asensio, que además de estar en el festival, lleva 4 temporadas en cartel.
También hubieron otras propuestas que tuve la posibilidad de ver, de dudosa calidad de acuerdo a mi pretensión, que me hicieron pensar acercar del criterio de selección de los curadores del festival y por supuesto las propuestas internacionales, que no voy a abordar por que elegí no verlas, aunque voy a citar a la preferida del público; Les Éphémères, un espectáculo del Théatre du Soleil, de Francia, mítica compañía dirigida por Ariane Mnouchkine, de 8 horas de duración.
Lo importante de este festival que es fundamental que se siga realizando, más allá de los cambios en el aparato político, es que muchas vertientes estéticas pueden tener su lugar, desde las más clásicas, hasta las más experimentales y vanguardistas. Es necesario que lo creativo tenga visibilidad y el espacio de reconocimiento y permanencia que se merece.
Muchos de los montajes citados estarán hasta fin de año en cartel, por lo cual si algún despistado no se enteró que en Buenos Aires hubo mucho teatro durante días, o si no pudieron asistir a las salas por otras cuestiones, esta la oportunidad de reveer la actitud.
RECOMIENDO ADEMÁS
Dominó de Aníbal Pachano creador del grupo Botton Tap, en el Teatro del globo (Marcelo T. de Alvear 1155, hasta el 14 de octubre) por su explosión visual, excelente vestuario y el festejo de sus 25 años en escena.
Y Re- Genias (Diarios íntimos, 1985-1997) con las actuaciones de Carla Crespo y Tatiana Shapir en el excéntrico de la 18. (Lerma 420), un ensayo de divulgación personal, colorida propuesta de estas dos jóvenes actrices del off.
Martín Marcou
martinmarcou@hotmail.com
(Teatro – Danza – Música – Artes visuales)
Este domingo 23 de septiembre en el centro de exposiciones de la ciudad de Buenos Aires, con una gran fiesta de cierre, se produjo la culminación del 6º festival internacional de Buenos Aires, donde artistas del nuestro país y del mundo tuvieron la oportunidad de mostrar su arte durante 20 días.
Durante ese lapso de tiempo tuve sobredosis de teatro. En esta edición fanático como muchos, decidí abocarme a la programación nacional, había obras que particularmente me interesaba ver hace tiempo, una razón reforzaba mi decisión y tenía que ver con lo estrictamente económico. Los espectáculos que nos representaban tenían acceso libre. Esto produce en el público efectos extraños, la gente se comenzó a acercar a las salas donde se representaban los espectáculos cada vez más temprano, así se podía ver gente desde las 7 y media de la mañana (Aunque las entradas se repartían a partir de las 10:00hs) haciendo cola con libros, revistas, mate o café en la mano.
Sufriendo el frío, con lluvias, o con calor, la gente estuvo empecinada para bien en tener su entrada y muchos lo lográbamos, mientras los menos madrugadores, se iban de las largas filas sin su ansiado premio, merecido después de haber aguantado los avatares climáticos.
Hubieron peleas, por los vivos y eternos colados de siempre, discusiones por el nivel de organización del festival, charlas acaloradas sobre las obras vistas el día anterior, los típicos comentarios sobre política, entre gente mayor queriendo solucionar el mundo, mujeres seduciendo a otras mujeres en la fila, hombres haciéndose amigos, los solidarios a los que les sobraba una entrada, los exaltados contando el final de la obra que íbamos a ver, a la que ya habían visto por tercera vez, y los silenciosos y atemperados, que solo observaban como todo acontecía casi performáticamente.
Entre las obras que vi quiero destacar Alaska de Diana Szeinblum, por su lenguaje físico extremo y los cuerpos arriesgados con una precisión subyugante, cuerpos sirviendo como contenedores de espacios. Obra que durante el 2008, realizará una gira por Estados Unidos, seleccionada para este fin por el Performing America’s Project.
Algo de ruido hace, de Romina Paula, por su logrado clima enrarecido a partir de actuaciones destacadas y puntillosas, sumadas a una dramaturgia sencilla y despojada. El lobo de Pablo Rotemberg, brillante performance que entrecruza códigos teatrales, de la danza, la música y el cine. Donde el humor, lo escatológico y la destreza física se muestran de una manera personal.
La galardonada El niño argentino, que con sus 15 premios y 37 nominaciones, a las distinciones más importantes que se otorgan a nivel teatral, cubre en todos sus rubros las expectativas de cualquier espectador pretencioso, actuaciones lujosas y un texto profundo escrito en forma de versos que refieren a las formas clásicas del teatro romántico, una parodia excelente sobre nuestras miserias y costumbres.
También es para aplaudir de pié la actuación de Carolina Tejeda, protagonista de Harina, de Román Podolsky, una especie de documental que ocurre en vivo, donde una panadera que habita un pueblo fantasma por donde ya no vuelve a pasar el tren, muestra su intimidad, el silencio y la soledad se asocian con los recuerdos para que la actriz pueda atravesar al público con su ternura.
Por último y dentro de mis preferidas quiero citar y recomendar fervientemente la obra Un amor de chajarí, de Alfredo Ramos, presentada por el Instituto nacional de teatro, una de las ganadoras de la fiesta del teatro CABA, 2006. Un grotesco rural que muestra descarnadamente la tradición de las formas populares con humor negro, lo hace de una manera única, valiéndose de una escenografía excelente y actuaciones inolvidables.
Otros de los espectáculos que se presentaron con muy buena repercusión de público y crítica fueron: Interiores, de Mariano Pensotti, presentada por el centro cultural Ricardo Rojas, Los hijos de los hijos, de Inés Saavedra y Damián Dreizik, El otro lado del mar, de Omar Pacheco, Crave, de Cristian Drut. La Paranoia, de Rafael Spregelburd, La pesca de Ricardo Bartís, estas dos últimas producidas por el festival y acompañadas por un público ávido de curiosidad por saber de que se tratan los nuevos materiales de dos de las personas con más renombre en el ambiente teatral.
Y obras que se van convirtiendo con el tiempo en clásicos de la cartelera porteña como Espía a una mujer que se mata, de Daniel Veronese, y la bucólica, poética e interesante propuesta Hotel Melancólico de Mariela Asensio, que además de estar en el festival, lleva 4 temporadas en cartel.
También hubieron otras propuestas que tuve la posibilidad de ver, de dudosa calidad de acuerdo a mi pretensión, que me hicieron pensar acercar del criterio de selección de los curadores del festival y por supuesto las propuestas internacionales, que no voy a abordar por que elegí no verlas, aunque voy a citar a la preferida del público; Les Éphémères, un espectáculo del Théatre du Soleil, de Francia, mítica compañía dirigida por Ariane Mnouchkine, de 8 horas de duración.
Lo importante de este festival que es fundamental que se siga realizando, más allá de los cambios en el aparato político, es que muchas vertientes estéticas pueden tener su lugar, desde las más clásicas, hasta las más experimentales y vanguardistas. Es necesario que lo creativo tenga visibilidad y el espacio de reconocimiento y permanencia que se merece.
Muchos de los montajes citados estarán hasta fin de año en cartel, por lo cual si algún despistado no se enteró que en Buenos Aires hubo mucho teatro durante días, o si no pudieron asistir a las salas por otras cuestiones, esta la oportunidad de reveer la actitud.
RECOMIENDO ADEMÁS
Dominó de Aníbal Pachano creador del grupo Botton Tap, en el Teatro del globo (Marcelo T. de Alvear 1155, hasta el 14 de octubre) por su explosión visual, excelente vestuario y el festejo de sus 25 años en escena.
Y Re- Genias (Diarios íntimos, 1985-1997) con las actuaciones de Carla Crespo y Tatiana Shapir en el excéntrico de la 18. (Lerma 420), un ensayo de divulgación personal, colorida propuesta de estas dos jóvenes actrices del off.
Martín Marcou
martinmarcou@hotmail.com
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